TEXTOS ESTÉTICA


Texto 1.
 
“En el mundo humano, dice Cassirer, encontramos una característica nueva que parece constituir la marca distintiva de la vida del hombre, más importante que su racionalidad. Su círculo funcional no sólo se ha ampliado cuantitativamente sino que ha sufrido también un cambio cualitativo. Del ser humano puede decirse que ha descubierto un nuevo método para adaptarse a su ambiente. Entre el sistema receptor y el efector, que se encuentra en todas las especies animales, hallamos en el hombre, como eslabón intermedio, algo que podemos señalar como “sistema simbólico”. Esta nueva adquisición ha transformado la totalidad de la vida humana.
 Aunque Cassirer reconoce la distinción que se ha dado al ser humano como especie racional, aún no sabemos con exactitud hasta dónde son racionales los otros animales; lo que sí indudablemente nos distingue de las otras especies es nuestra capacidad para utilizar símbolos como representaciones sensorialmente perceptibles de todas las cosas físicas y mentales, por medio de rasgos o trazos que se asocian a ellas, según convenciones socialmente aceptadas, y que pueden constituir, entre otras cosas, las representaciones de los conjuntos de sonidos articulados de los lenguajes con los cuales manifestamos nuestros pensamientos o sentimientos. Pero nuestras ideas sólo son posibles en un juego de semejanzas, relaciones, oposiciones y contrastes que se descubren e inventan en el lenguaje.
 Los signos que corresponden a objetos, fenómenos o acciones materiales que naturalmente o por convención social, representan o sustituyen a otros objetos, fenómenos o acciones, son también símbolos. Cuando hablamos del signo lingüístico nos referimos a la mínima unidad de la oración,  constituida por un significante y un significado. El significado de símbolo es más amplio que el de signo, ya que éste se refiere a un cometido o a una circunstancia.

El hombre, según Cassirer, no puede escapar de su propio logro, no le queda más remedio que adoptar las condiciones de su propia vida; ya no vive sólo en el universo físico sino en el universo simbólico donde el lenguaje, las ceremonias, el arte y la religión constituyen sus partes, forman los diversos hilos que tejen la red simbólica en la urdimbre complicada de la experiencia humana. Todo progreso en pensamiento y experiencia afina y refuerza esta red. El hombre no puede enfrentarse ya con la realidad de un modo inmediato; no puede verla, como si dijéramos, cara a cara. La realidad física parece retroceder en la misma proporción que avanza su actividad simbólica. En lugar de tratar con las cosas mismas, el ser humano conversa constantemente consigo mismo. Se ha envuelto en formas lingüísticas, en imágenes artísticas, en símbolos míticos o en ritos religiosos, en forma tal que ya no puede ver o conocer nada sino a través del medio artificial del símbolo. Su situación es la misma en lo teórico y en lo práctico. Tampoco vive en un mundo de crudos hechos a tenor de sus necesidades y deseos inmediatos, vive, más bien, en medio de emociones, esperanzas, temores, ilusiones y desilusiones imaginarias, en medio de sus fantasías y de sus sueños. Cassirer cita a Epicteto cuando dice, “lo que perturba y alarma al hombre no son las cosas sino sus opiniones y figuraciones sobre las cosas”.  Para Cassirer la definición clásica del ser humano como animal racional es “inapropiada para abarcar las formas de la vida cultural humana en toda su riqueza y diversidad”, resulta corta para expresar la diferencia específica con los demás animales, y ello lo lleva a ofrecer una nueva definición por la cual se puede comprender el nuevo camino de la civilización abierto por el ser humano. Así Cassirer define al ser humano como “animal simbólico”, llenando los vacíos y supliendo las incongruencias que deja la definición del hombre como ser racional.”
                               Juan Rodes-El hombre animal simbólico. 2013.
 (En https://sitiocero.net/2013/03/el-hombre-animal-simbolico/ 22-12-2019)



Texto 2. La simbolización en el lenguaje, la ciencia y el arte.  

«(:::)En los dos casos existe un acento diferente. El lenguaje y la ciencia son abreviaturas de la realidad; el arte una intensificación de la realidad. El lenguaje y la ciencia dependen del mismo proceso de ‘abstracción’, mientras que el arte se puede describir como un proceso continuo de ‘concreción’. En nuestra descripción científica de un objeto comenzamos con un gran número de observaciones que, a primera vista, no son más que un conglomerado suelto de hechos dispersos; pero, a medida que caminamos, estos fenómenos singulares tienden a adoptar una forma definida y a convertirse en un todo sistemático. (…) El arte no admite este género de simplificación conceptual y de generalización deductiva; no indaga las cualidades o causas de las cosas sino que nos ofrece la intuición de sus formas. Tampoco es esto, en modo alguno, una mera repetición de algo que ya teníamos antes. Es un descubrimiento verdadero y genuino. El artista es un descubridor de las formas de la naturaleza lo mismo que el científico es un descubridor de hechos o de leyes naturales» [Cassirer 1975: 214-215].




Texto 3. El poder de la intuición
“Si asistís a una partida de ajedrez, para comprenderla no os bastará saber las reglas del movimiento de las piezas. Esto os permitirá solamente reconocer que cada jugada ha sido hecha conforme a estas reglas, y esta ventaja tendrá verdaderamente muy poco valor. Es, sin embargo, lo que haría un lector de un libro de matemáticas, si no fuera más que lógico. Comprender la partida es enteramente otra cosa; es saber por el jugador avanza tal pieza más bien que tal otra que habría podido mover sin violar las reglas del juego. Es advertir la razón íntima que hace de esta serie de jugadas sucesivas una especie de todo organizado. Con mayor razón, esta facultad es necesaria al jugador mismo, es decir, al inventor.
Henri Poincaré, “La intuición y la lógica en matemáticas”en  El      valor de la ciencia . Espasa, 1964


Texto 4
“Hacía quince días que me esforzaba por demostrar que no podía existir ninguna función análoga a las que he llamado después funciones fuchsianas; estaba, entonces, en la mayor ignorancia; todos los días me pasaba una o dos horas, en mi escritorio, ensayando numerosas combinaciones sin lograr ningún resultado. Una noche bebí café puro, contrariamente a mi costumbre, y no pude conciliar el sueño; las ideas me brotaban en gran número; sentía como si entrechocasen, hasta que dos de ellas se engancharon, valga la expresión para formar una combinación estable. Por la mañana, había establecido la existencia de una clase de funciones fuchsianas, las que derivan de la serie hipergeométrica; luego, no tuve más que redactar los resultados, lo que sólo me llevo algunas horas». (p. 71) H. Poincaré



Texto 5. sobre la belleza
 «…me refiero a esa belleza más íntima que surge del orden armonioso de las partes, y que una inteligencia pura puede comprender…la belleza intelectual se basta a sí misma y es por ella más que por el bien futuro de la humanidad, quizá, que el sabio se condena a largos y penosos trabajos. Es, pues, la búsqueda de esta belleza especial, el sentido de la armonía del mundo, quien nos hace elegir los hechos apropiados para contribuir a esta armonía, lo mismo que el artista busca entre los rasgos de su modelo, aquellos que completan el retrato dándole carácter y vida…» (p. 42).  H.Poincaré

Texto 6. sobre la belleza
 “Por último, la idea que todo lo unifica, la idea de belleza, entendida la palabra en su más elevado sentido platónico. Estoy convencido de que el acto más elevado de la razón, aquel en que ella abraza todas las ideas, es un acto estético, y verdad y bondad sólo está hermanadas en la belleza. El filósofo debe tener tanta fuerza estética como el poeta. Los hombres sin sentido estético son nuestros filósofos de letra imprenta. La filosofía del espíritu es una filosofía estética. Sin sentido estético no se puede ser ingenioso en nada, sin él ni siquiera puede razonarse sobre historia con ingenio. Debe hacerse aquí evidente de qué carecen al fin y al cabo los hombres que no entienden de ideas –y que con bastante buena fe admiten que les resulta oscuro todo aquello que vaya más allá de tablas, índices y registros.

Por su medio alcanza la poesía mayor dignidad, vuele a ser al final lo que era al principio –maestra de la humanidad–; pues ya no hay filosofía, historia alguna, sólo la poesía sobrevivirá a todo el resto de las ciencias y las artes.
A su vez, oímos muy a menudo que la gran masa debería tener una religión de los sentidos. No sólo la muchedumbre, sino también la filosofía necesita de ella. Monoteísmo de la razón y del corazón, politeísmo de la imaginación y del arte, ¡esto es lo que necesitamos! (…)

Deben, entonces, tenderse por fin la mano ilustrados y no ilustrados, la mitología ha de devenir filosófica para hacer razonable al pueblo, y la filosofía ha de devenir mitológica para hacer sensibles a los filósofos. En ese momento reina una unidad eterna entre nosotros. Nunca más la mirada de desprecio, nunca más el ciego estremecerse del pueblo ante sus sabios y sacerdotes. Sólo entonces nos espera la formación igual de todas las fuerzas, tanto del individuo particular como de todos los individuos. Ninguna fuerza será ya reprimida, ¡reina por entonces la libertad general y la igualdad de los espíritus! –Un espíritu más elevado, enviado del cielo, debe fundar esta nueva religión; ella será la última, la mayor obra de la humanidad.
Shelling , Hölderling,Hegel, El programa del sistema más antiguo del idealismo alemán
1.        Compara las cuatro primeras líneas del texto con lo estudiado
2.       ¿Qué quiere decir con “el filósofo debe tener tanta fuerza estética como el poeta?
3.       ¿Estás de acuerdo con lo que dice sobre “el sentido estético” para los hombres?
4.       ¿Consideras útil la contemplación de la belleza?
5.       ¿Qué ideas persigue el texto?

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